Resumen ejecutivo del informe Los trabajadores del conocimiento ante la crisis
Disponible completo en
http://www.slideshare.net/trabajadorescognitivos/informe-completo-los-trabajadores-del-conocimiento-ante-la-crisis
2. Metodología
Metodología:
Presentamos los resultados de un proyecto de investigación destinado a conocer la percepción,
es decir, los discursos de los trabajadores del conocimiento en relación a “la crisis".
Así, bajo la denominación de trabajadores del conocimiento han participado en el estudio
editores, periodistas y otros colaboradores con medios de comunicación, diseñadores de
interiores, profesionales de la publicidad, el marketing y la comunicación, guionistas,
trabajadores del sector de Internet (diseño gráfico, desarrollo web, agencias de marketing
online…), profesionales de las artes escénicas, del ámbito de la divulgación científica, del
sector de la moda, arquitectos…
El presente informe se basa en la realización de:
• Cuatro grupos de discusión con 5-8 participantes en cada uno. Los informantes
tenían entre 27 y 40 años y eran licenciados universitarios. Se ha diferenciando
entre dos perfiles:
o Lo que hemos dado en llamar “estables”: además de pertenecer a los sectores
arriba indicados, tenían ingresos anuales superiores a 25.000€ brutos y contratos
indefinidos o, en el caso de los autónomos, ese mismo nivel de ingresos y una
línea regular de trabajo.
o Lo que hemos dado en llamar “precarios”: tenían ingresos anuales inferiores a
25.000€ brutos y contratos temporales (de duración determinada, en prácticas,
como becarios, etc.) o, en el caso de los autónomos, ese mismo nivel de ingresos
y una línea irregular de trabajo. En ambos casos (autónomos y asalariados) se
aceptaba que hubiesen desarrollado temporalmente trabajos no cualificados
(fuera del sector del “conocimiento”).
Se han realizado dos grupos de discusión con cada uno de los perfiles. Los grupos fueron
de aproximadamente dos horas de duración cada uno y tuvieron
lugar en Madrid en los meses de octubre y noviembre de 2010
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3. La crisis según los trabajadores del conocimiento
Resumen ejecutivo
4. Resumen ejecutivo
Resumen ejecutivo
1. Los trabajadores del conocimiento
Aunque el objetivo del presente proyecto no sea un análisis detallado de la naturaleza de la
relación de los trabajadores del conocimiento con el trabajo asalariado, sí resulta de inte-
rés destacar algunos rasgos que afectarán al modo en que éstos viven, interpretan y toman
posición en relación a la crisis.
• El trabajo (“trabajar de lo mío”) aparece como vía central hacia la autorrealización
personal: por tanto, también, no obtener el trabajo deseado es fuente de profunda
frustración.
• El trabajo cognitivo se dibuja como un trabajo “flexible y etéreo”, dónde se difumina
la frontera entre lo personal y profesional, en el que se exige y se valora como
paradigma la creatividad, y en el que Internet aparece como el hábitat natural.
• Cristaliza la figura del “emprendedor” como modelo. No sólo es una salida
transitoria a la crisis sino que se constituye como un modelo “ético” deseable, a nivel
individual y social, y que se contrapone (riesgo, esfuerzo, incertidumbre) a la figura
que aparece como el anti-héroe por excelencia: el funcionario.
2. La crisis
• La crisis financiera se configura como el epicentro de la crisis pero el contexto previo
de consumo desenfrenado (apoyado en un crédito fácil) hace que la “culpa” de la
crisis se socialice: “todos hemos sido culpables por vivir por encima de nuestras
posibilidades”
• Lo político es el gran ausente: ausente por impotente a la hora de jugar un papel
distinto al de canalizar la conversión de la crisis financiera en crisis social.
• La crisis ahonda la flexibilidad laboral y vital, empeora las condiciones laborales e
incrementa la sensación de inseguridad.
• Los “estables” vivencian la crisis desde el temor (aunque un temor muy vinculado
al impacto en el consumo), los “precarios” desde el desánimo (la crisis acentúa el
malestar ante una trayectoria profesional insatisfactoria).
• La especificidad española: aunque el origen de la crisis pueda ser internacional, de
inmediato se aterriza en la especificidad española, donde la burbuja inmobiliaria y
la sensación de “vivir por encima de nuestras posibilidades” surgen con particular
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5. La crisis según los trabajadores del conocimiento
fuerza. Hay un enorme distanciamiento con “lo español”, una enorme desconfianza
en la sociedad española, en sus actores públicos, pero también en el conjunto de la
ciudadanía.
• La emigración se configura como una opción plausible, disponible y deseable, en
particular para los precarios.
III. Los actores de la crisis
• Los partidos y los dirigentes políticos
o Los actores políticos aparecen en el discurso sobre la crisis de forma tardía.
Cuando se mencionan, se desarrolla un discurso enormemente consistente
y crítico, caracterizado por:
La indiferenciación de la clase política: “todos son iguales”, no en el
sentido de la ausencia de diferencias ideológicas sino en el de que
comparten un mismo interés, el propio, alejado del de la ciudadanía,
agravado por su ineptitud, despilfarro y corrupción.
La percepción de la política como pura puesta en escena, más que
como toma de decisiones sustantivas.
Un marco mental claramente delimitado, el bipartidismo, sin apenas
referencias a otras alternativas. Este bipartidismo y la sensación de
que los dos grandes partidos se parecen mucho entre sí, al menos
en lo que a políticas económicas se refiere, delimita un escenario
político construido sobre lo previsible; aunque con elementos
criticables, resulta “conocido” y genera un marco de inteligibilidad
y seguridad. Las opciones políticas minoritarias representarían el
disenso, la salida de este marco seguro y previsible.
o Solo entre los perfiles situados más a la izquierda (que con frecuencia
comparten también lo indicado con anterioridad) se incide en el carácter
injusto de las iniciativas de recorte y la incapacidad de “la política” para
operar de forma autónoma respecto a la “economía”.
• Sindicatos y sindicalistas: los sindicatos sólo aparecen al hilo de la huelga,
es la huelga la que les hace “aterrizar” en la narración; su presencia en los
momentos previos al conflicto es ignorada/invisible. De forma dominante, el
acercamiento a los sindicatos se realiza desde la desconfianza, lo que termina
por eclipsar cualquier otra consideración. Este discurso tiene varias vertientes
(que con frecuencia también se reproducen desde la izquierda):
o Los sindicatos no representan realmente a los trabajadores.
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6. Resumen ejecutivo
o De forma más concreta, los sindicalistas como depositarios de privilegios
(con frecuencia, sin haber tenido experiencia directa con sindicalistas).
o De manera más débil, un problema en la comunicación de sus mensajes y
propuestas.
o Solo desde algunos informantes situados a la izquierda se rescata la figura
de los sindicatos, pero más como depositarios de una tradición histórica que
por su práctica actual.
• Patronal: las referencias a la patronal no pasan de lo anecdótico (menciones a
Gerardo Díaz Ferrán). Sin embargo, es ilustrativo que en contraste con los sindicatos
se le atribuye coherencia y honestidad: juegan el rol (defensa de los intereses de los
empresarios) que se espera de ellos.
IV. La Huelga del 29S
• De forma general, tanto entre quienes no secundaron la huelga como entre quienes
sí lo hicieron, las maneras de referirse a ella son altamente negativas e incluso
peyorativas (tomadura de pelo, paripé, cubrir el expediente, sin perspectiva,
pitorreo,..).
o Quienes sí secundaron la huelga son muy críticas con los sindicatos y con
las maneras y sobre todo los tiempos de la convocatoria. Sin embargo, la
apoyan a pesar de todo, “por encima” de los sindicatos, convirtiéndola en
un momento y una oportunidad de posicionamiento y explicitación de sus
convicciones políticas, más que confiando en forzar la rectificación de la
reforma laboral, objetivo que no se considera realista.
o Por su parte, quienes no fueron a la huelga aducen una mezcla heterogénea
de motivos y explicaciones de diferentes órdenes, que se solapan entre sí
dando lugar a menudo a discursos contradictorios (cabe señalar también
que algunos de estos discursos son compartidos también por los perfiles
más afines a la huelga y que, de hecho, la secundaron, aún a pesar de estos
discursos):
críticas “formales” hacia la convocatoria (esencialmente,
inadecuación del momento y convocatoria “obligada”).
con considerable fuerza, el miedo explícito a la pérdida del puesto de
trabajo u otras represalias laborales.
la consideración de la huelga como algo ineficaz, en un doble sentido:
• la ausencia de referencias de éxito como consecuencia de
movilizaciones colectivas
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7. La crisis según los trabajadores del conocimiento
• el trabajo inmaterial/del conocimiento no “puede” hacer
huelga, o al menos el dispositivo convencional de la huelga
como “parálisis de la producción” no aplica.
la pérdida de dinero que suponía ir a la huelga.
• En todo caso:
o Emerge un discurso de admiración y respeto ante experiencias de conflicto
llevadas adelante con decisión y valentía (Metro de Madrid, Francia)
o Aunque la huelga se describa como inadecuada, ineficaz, mal planteada,
desarrollada por actores que no generan identificación, etc. parece existir
en última instancia un reconocimiento de la legitimidad de la movilización
(incluso entre aquellos que no la secundaron) entendida como una
visibilización explícita de un malestar ético de fondo ante la crisis, su origen
y sus consecuencias.
V. El fantasma de la culpa
• Un cierto sentimiento o sensación de culpa sobrevuela todo el discurso producido,
culpa que aparecería en varios niveles: por “ser español”, por la clase política
que tenemos, por los orígenes de la crisis (con el consumo del que todos hemos
participado), por “no hacer nada” contra el desarrollo de los acontecimientos
políticos e incluso por no haber participado activamente en la huelga. Una culpa
que desemboca en la sensación de que “tenemos lo que nos merecemos”.
• Como en el caso del catecismo católico, resulta prácticamente imposible evitar
la culpa ya que es imposible no pecar, puesto que se peca de obra (haber vivido
por encima de nuestras posibilidades); se peca de pensamiento (haber deseado
vivir por encima de nuestras posibilidades, aunque no se haya logrado, como en
el caso de las precarias); se peca de palabra (votando a los políticos -que a la vez
rechazamos-, que es la forma de expresarnos por antonomasia en democracia); y se
peca de omisión (no haber hecho nada contra las medidas injustas, o incluso por
haber dejado de consumir)…
VI. Las salidas a la crisis
• El debate sobre la salida a la crisis no se articula alrededor de una reclamación de
cambio sino desde la resignación y el escepticismo sobre la posibilidad del mismo.
Diferentes elementos dificultan la formulación de “salidas”: por un lado, no se
vislumbra un modelo alternativo al que nos ha llevado a la crisis (no los ha habido
hasta el momento y ya no se espera que aparezcan). Por otro lado, la interiorización
de “la culpa” de la crisis, que bloquea el pensamiento en tanto que hace nos
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8. Resumen ejecutivo
merecedores del “castigo” actual y genera una actitud de pasividad. Y, además, se
produce una cierta identificación de la salida de la crisis con la situación previa
a la misma: se considera que la salida es volver a la situación económica boyante
anterior, que ahora se antoja como irreal.
• Así, las salidas “realistas” a la crisis, las que se espera que ocurran, parecen profundizar
en la dinámica de individualización y de “mercado”, y ello a varios niveles:
o Salidas individuales: dimensión sobre la que más hablan las informantes.
De manera general, domina la idea de que es uno mismo, a nivel individual,
el que debe buscar sus propias soluciones para la crisis. Se dan en varias
dimensiones: la recuperación anímica (el exigirse optimismo como primer
paso), la emigración, la formación como inversión y la creación de empresas.
o Salidas económicas/empresariales: desarrollo de nuevos sectores económicos
y empresas (aunque con escasa certeza, concreción y expectativas, ya que se
considera que España no dispone de un sector servicios innovador) y la
formación de la fuerza de trabajo dentro de las empresas.
o Salidas “políticas”: sólo en tanto que remiten a políticas de crecimiento
económico y mejoras de la competitividad de los sujetos como fuerza de
trabajo (I+D, apoyo a sectores emergentes y a PyMEs…).
o Es decir, todas ellas, salidas y soluciones que pasan por realizar lo que
se espera dentro del momento de crisis del ciclo del modelo económico:
actualización y modernización que pasa por dar un peso fundamental a los
aspectos individuales, actitudinales y de formación de la fuerza de trabajo.
Del modelo, sólo se piensa en la “depuración” (en términos de mercado) de
los sectores en crisis, es decir, el sector inmobiliario y, en segundo término,
el turismo. Así, las expectativas en relación a “lo esperable” no pasan en
ningún caso por un cambio de modelo.
• Como se ha dicho, las posibles salidas “alternativas” aparecen con debilidad. Se
enuncian en cuatro sentidos:
o El planteamiento cuestionador global del modelo: presente entre aquellos
que piensan en un cambio general de modelo económico que evite
reproducir los mecanismos que nos llevaron a la situación actual. Si bien
cuando se formula los restantes informantes parecen estar de acuerdo con
esta crítica, no genera adhesiones claras, dado el discurso dominante de
culpa y resignación.
o El planteamiento de cambio de valores: viene a sugerir un cambio de
valores como solución, el establecimiento de vínculos sociales más fuertes,
menos individualistas, menos orientados al consumo, más que un cambio
global. Suele despertar empatía y cierta “deseabilidad social”, pero mantiene
dificultades para articular propuestas concretas.
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9. La crisis según los trabajadores del conocimiento
o El planteamiento autogestionario: se presenta como el modelo con
mayor concreción, vinculado a alternativas colectivas frente a los modos
de producción y consumo dominantes, donde se une la autogestión, la
pequeña producción con el comercio electrónico y los mercados digitales
para pequeñas empresas... Se trata de mantener un vínculo ambiguo con
el “sistema”, de convivencia desde un modelo minoritario, sin integración
o identificación con el mayoritario, sino más crítico, y apostando por
pequeñas soluciones colectivas. No pretende tanto cambiar el modelo como
encontrar dentro de él un espacio propio. Despierta cierto interés pero, para
la mayoría, resulta algo lejano.
o El planteamiento individualista extremo: emerge puntualmente un discurso
individualista extremo: se hacen referencias a “soluciones individuales”
frente al modelo dominante pero bajo la expectativa de generar mejores
resultados bajo los criterios del modelo actual. Vendrían a señalar que
una nueva “vuelta de tuerca” individualista, distanciada de las grandes
instituciones, puede ser la mejor solución en los propios términos del
modelo actual.
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10. Addenda
Addenda:
Sobre el movimiento #15M
Finalizamos de redactar este estudio a finales de abril de 2011. Tratando de maquetarlo, se
nos fueron las dos primeras semanas de mayo. Y cuando nos dimos cuenta, el movimiento
#DemocraciaRealYa se llevaba por delante la campaña electoral, llenaba las plazas de
España de energía e ilusión, llenaba de dudas a tertulianos y políticos, y a nosotros nos
cuestionaba todo el trabajo de análisis realizado: no habíamos visto en nuestro esfuerzo de
análisis la posibilidad de este fenómeno.
Nos consolamos pensando que el punto de arranque no estaba quizás en los perfiles
que hemos analizado (tendemos a pensar que el perfil de quiénes pusieron en marcha
el movimiento es más joven y más militante que el perfil objeto de nuestro estudio, que
más bien tendería a sumarse a esta iniciativa, no a ponerla en marcha), nos consolamos
pensando que los fenómenos sociales son de difícil pronóstico, nos consolamos pensando
que, bueno, en fin, si los tertulianos no lo habían previsto y ganan una pasta....., y tratamos
de consolarnos pensando en que, a toro pasado, hay algunas claves del análisis efectuado
que aplican aún:
• La sensación de culpabilidad: si algo caracteriza al ambiente de las acampadas
es la sensación de autoafirmación, de reconocerse dignos por el mismo hecho
de movilizarse. La movilización es sacudirse la culpa (por el consumismo que
hemos realizado, por los políticos que tenemos -y hemos elegido-, por el país
en que nos hemos convertido). Señalábamos la necesidad de narrar una vic-
toria, al menos una lucha de la que sentirse orgullosos, y ya la tenemos: si el
movimiento lograrse narrarse como exitoso, desde ahora la movilización ya no
queda descartada por entenderse a priori como inútil.
• La desconfianza hacia la totalidad de actores del sistema socio-político, im-
plicaba dos consecuencias que han caracterizado los acontecimientos de los
últimos días:
• El rechazo hacia los “políticos” como elemento unificador.
• La necesidad de que sea precisamente un movimiento apartidista
(que no apolítico) el que activase la dinámica: por definición, un
movimiento claramente vinculado a un partido concreto no podría
recoger los elementos transversales que lo han caracterizado inicial-
mente.
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11. La crisis según los trabajadores del conocimiento
• El distanciamiento hacia los sindicatos: hablábamos de una barrera
casi insalvable. Su irrelevancia en estos días vuelve a quedar puesta
de manifiesto.
• La posible reapropiación desde lo común de lenguajes y herramientas cercanas
a los trabajadores del conocimiento: además del protagonismo y utilidad de las
redes sociales, no hay mejor ejemplo de creatividad emprendedora y networ-
king que la experiencia de las asambleas por todas las plazas.
Por lo demás, sin duda, el informe queda en buena medida desactualizado y pone de re-
lieve nuestra incapacidad para el pronóstico. Al menos, esperemos que como ejercicio de
arqueología analítica tenga cierto interés.
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